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Miguel Milá
Diseñador pre-industrial
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Como a Milá siempre le gusta recordar, es un fanático de la simplificación, de la resta de lo superfluo, para llegar a soluciones que solo conserven las piezas imprescindibles que, por puro ingenio, consigan la belleza estética. Este es probablemente el secreto de su éxito y de la longevidad de sus colecciones. Curiosamente, en la era de la digitalización y de la impresión 3D, una vieja lámpara diseñada a raíz de un encuentro fortuito con un globo de vidrio ovalado de fabricación estándar ha logrado convertirse en pieza fetiche de los más renombrados estudios de interiorismo. También quedamos asombrados al tratar de encender una TMM pues, ante la inexistencia de interruptor, encontramos que el propio cable eléctrico ejerce como tal. O resulta fascinante la capacidad de adaptación de piezas como la M64, la Max Bill, diseño de 1964 y cuyas líneas atemporales han sabido adaptarse perfectamente al sistema HeadLed de Santa&Cole
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Este modus operandi se extiende a toda su colección de productos y en los últimos años han empezado a aparecer interesantes reediciones de algunas de sus antiguas creaciones. Como por ejemplo el taburete Gres, pieza del año 1962 rescatada de la mano de Expormim y construida con cuatro marcos de rattan funcionando de modo estructural. Los sesenta años de buen diseño de Milá unidos a los sesenta años de artesanía con caña de la firma levantina han sabido devolver a estos taburetes su carácter imperecedero.
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Otra reciente resurrección es Tombal, un paragüero-cenicero diseñado por Milá en 1990 que en 2017 fue devuelto a la vida para entrar a formar parte del catálogo de clásicos de Mobles114. La firma del diseñador catalán es evidentemente abrumadora en esta pieza: su estructura reversible permite combinar su doble función según su posición, pasando de paragüero a cenicero utilizando el mismo recipiente de gres vitrificado.
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Por último, y volviendo a las lámparas, en 2016 la editora Santa&Cole decidió aprovechar el tirón fetichista conseguido con la Cesta y la Cestita que comentábamos en líneas anteriores. La familia volvió a ser lo que era en los años 60, recuperando ahora los modelos metálicos con el asa en cuero y el icónico aplique de pared, ahora rebautizado como Wally. La última incorporación se dio el año pasado, con la llegada de la Cestita batería, otorgando finalmente portabilidad a una lámpara que invita a ser transportada.
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